Por qué se prohibió la absenta

Falsificación de absenta

Hubo tres factores principales que llevaron a la prohibición de la absenta. El primero y quizá el más importante fueron las absentas de calidad inferior que se vendían en la época anterior a la prohibición (antes de 1915). Debido a la popularidad de la absenta en aquella época, muchas empresas falsificadoras producían absentas de calidad inferior, muchas de las cuales no estaban destiladas en absoluto. Algunas de estas absentas de imitación contenían venenos, como el sulfato de cobre, un metal tóxico. Una de las formas en que estos imitadores conseguían dar al licor su característico color verde era utilizando sulfato de cobre. Se considera que este fue el factor más devastador en la caída de la absenta.

El insecto que arruinó la absenta

La segunda causa fue un pequeño insecto. Durante las décadas de 1860 y 1870, un insecto llamado filoxera de la uva destruyó dos tercios de los viñedos del continente europeo. La industria vinícola quedó diezmada en lo que se conoció como Le Grand Blight du vin Français. Fue en esta época cuando la absenta logró superar al vino como bebida número uno en Francia. En la década de 1880, Francia bebía más absenta que todos los demás países del mundo juntos. A finales de la década de 1880, la industria vinícola empezaba a resurgir y lo único que se interponía en su camino era la absenta. El vino en Francia no se consideraba alcohol, sino una forma de vida, por lo que fue muy fácil para la industria vinícola iniciar su cruzada para convencer al gobierno de que la absenta era mala.

Se trataba de poderosos grupos de presión vinícolas que rápidamente se encontraron a hombros de funcionarios públicos, influyendo en su opinión sobre la necesidad de prohibir la absenta.
La propaganda de la absenta

Y por último, la opinión pública. En aquella época, se culpaba al alcohol de todas las inmortalidades sociales, lo que pronto desembocaría en el movimiento antialcohólico y en la prohibición final de todo tipo de alcohol en Estados Unidos. En 1905, Jean Lanfray (un jornalero suizo), en plena borrachera, asesinó a su familia e intentó suicidarse, pero no lo consiguió y se disparó en la mandíbula. Más tarde se supo que a lo largo del día había consumido: dos copas de absenta, siete copas de vino, seis copas de coñac, un café con brandy y dos cremas de menta. Después de todo el alcohol que había bebido, fueron las dos onzas de absenta las culpables de sus actos. Pero debido al pánico moral contra la absenta en la Europa de la época, los asesinatos condujeron a una petición que recibió más de 82.000 firmas y a la prohibición final de la absenta en Suiza en 1910. Y tras seguir de cerca lo que ocurría en Europa, Estados Unidos no tardó en seguir su ejemplo en 1912 y, a regañadientes, Francia en 1915.